Forense filipina busca la verdad sobre los muertos de la guerra contra la droga
En una improvisada morgue de Manila, la médica forense Raquel Fortun, "habla" con los huesos de las víctimas de la guerra contra la droga en Filipinas para conocer la verdad sobre su muerte y ayudar a sus familiares a obtener justicia.
"Sé que murieron violentamente y sí, yo les susurro cosas. Les pido ayuda", contó Raquel Fortun a la AFP en referencia a las osamentas tendidas en mesas de madera.
Seis meses después de que Rodrigo Duterte dejara la presidencia, Fortun, 60 años, continúa examinando los cuerpos de algunos de los miles de muertos durante la brutal guerra contra las drogas del exmandatario.
Raquel Fortun ayuda a grupos de derechos humanos a recopilar pruebas que un día puedan ser presentadas en un tribunal contra policías acusados de ejecuciones extrajudiciales.
Fortun examina sola, en una sala de la Facultad de Medicina de la Universidad de Filipinas, los cadáveres exhumados por un sacerdote católico que ayuda a las familias de las víctimas.
Fortun dice que las almas de los muertos intentan llamar su atención. Ella cree que quieren explicarle lo que les pasó.
"A veces escucho que algo cae al piso, un objeto pequeño como un botón o una moneda (...) y claro, me fijo y no hay nada", relató.
Por su trabajo, Fortun ha recibido amenazas de muerte.
"Le tengo más miedo a los vivos que a los muertos", comentó.
"En cualquier momento alguien puede pasar junto a mi coche... y dispararme. Así que el sentido de mortalidad es muy, muy fuerte. Sobre todo ahora".
- Cuerpos acumulados -
Más de 6.200 personas murieron en la campaña antidrogas de Duterte, según datos oficiales. Grupos de derechos humanos calculan que fueron decenas de miles.
El presidente Ferdinand Marcos Jr, quien sucedió a Duterte en junio, prometió continuar la guerra contra las drogas pero con énfasis en la prevención y la rehabilitación.
Pero los cuerpos se siguen acumulando.
Grupos de derechos humanos calculan que al menos 150 personas han muerto desde que Marcos llegó al poder, mientras la policía dice que son 46.
De los cuerpos que ha examinado Fortun últimamente, 11 tenían el cráneo u otros huesos perforados por balas, algunos exhibían lesiones defensivas en las muñecas.
Sus hallazgos contradicen los certificados oficiales de defunción que indican muerte por causas naturales.
Eso generó especulaciones de que los forenses falsificaron sus informes.
Fortun espera que su trabajo pueda ser usada en un tribunal filipino o en la Corte Penal Internacional (CPI) de La Haya.
La CPI abrió en 2021 una investigación sobre posibles crímenes contra la humanidad durante la guerra contra la droga.
- "Los muertos me mantienen viva" -
Desde el inicio de la guerra contra la droga en 2016, solo tres policías han sido condenados por matar a un sospechoso.
Otro oficial fue encarcelado en noviembre por torturar a dos adolescentes que murieron en el punto más intenso de la guerra.
Fortun aseguró que las autoridades raramente le piden investigar muertes sospechosas o sin explicación.
La policía suele utilizar testimonios de testigos en lugar de evidencia forense para plantear un caso.
Autopsias requieren también la aprobación de un familiar, y cuando se realizan, suelen ser manejados por la división de medicina legal de la policía y médicos generales cuando el cuerpo está en una zona remota.
Ninguno de los dos tiene el equipo o el entrenamiento requerido para la patología forense, según Fortun.
"Ni siquiera saben hacer autopsias", aseguró.
Pero hay indicios de que las cosas podrían cambiar.
Fortun recientemente fue llamada a realizar la segunda autopsia del cuerpo de un preso acusado de participar en el asesinato de un periodista.
La autopsia policial encontró "ninguna señal visible de lesión física externa".
Pero Fortun determinó que había sido asfixiado con una bolsa plástica, lo que llevó a una demanda criminal contra el director de prisiones y varios reos.
El secretario de Justicia, Crispin Remulla, también anunció planes de capacitar más patólogos forenses.
"Tengo muchos problemas de salud, a veces me pregunto por qué sigo en esto", comentó Fortun, quien en los últimos dos años sufrió de neumonía, septicemia y cáncer de mama.
"Tal vez los muertos me mantienen viva", agregó.
O.Somerville--NG