Un grupo de mujeres lidia con el tabú de las reglas en la ayuda para las inundaciones en Pakistán
En medio de la ayuda que proporcionan las organizaciones humanitarias para las víctimas de las inundaciones en Pakistán, un grupo de mujeres decidió centrarse en los productos de higiene femenina, indispensables pero tabús en este conservador país musulmán.
Las devastadores lluvias monzónicas inundaron un tercio del país y afectaron a más de 33 millones de personas, la mitad de ellas mujeres y niñas.
"Las reglas no se detienen durante las inundaciones. Las mujeres necesitan ayuda", señala Bushra Mahnoor, estudiante de la universidad de Lahore, que lanzó una campaña para remediarlo, llamada Mahwari Justice, que en urdu significa justicia para las reglas.
Aún recuerda cuando en las inundaciones de 2010, vio a una joven cuya ropa estaba manchada de sangre. En ese momento, se dio cuenta de que algunas mujeres "usaban hojas [de árbol]" para absorber la sangre de su menstruación y que faltaban productos de higiene femenina.
Desde junio, con otra estudiante llamada Anum Khalid, movilizó amigos y voluntarios para recaudar fondos y comprar toallitas, ropa interior y jabones.
Cada lote cuesta apenas 200 rupias (menos de un dólar) y puede cambiar la vida de algunas mujeres que tratan de preservar su dignidad en esos tiempos difíciles.
Bushra también pidió ayuda a los fabricantes de los productos, pero no le respondieron. Gracias a su campaña, ha logrado mandar miles de productos a las zonas más afectadas por las inundaciones. Pero el objetivo es ir más allá.
Tras una llamada en las redes sociales, decenas de mujeres se presentaron como voluntarias para preparar los lotes.
"Me puse en su lugar y me di cuenta que no tener estos productos podría haber sido un enorme problema para mi", explicó una voluntaria, Nyle Imtiaz.
- Tabú -
Desde entonces han florecido iniciativas parecidas en otras ciudades, como en Multan, donde la comunidad transgénero lidera los esfuerzos.
Un gran número de desplazados por las inundaciones terminan viviendo temporalmente en campos improvisados, con pocas duchas y baños.
En esas circunstancias, algunas mujeres comparten espacios por primera vez con hombres que no pertenecen a su familia.
Bushra reconoce que al inicio, cuando describía su proyecto, se topaba con resistencias.
"Las reglas son un gran tabú en Pakistán y no fue fácil", apunta.
Su propia familia trató incluso de disuadirla. "Mi madre me dice que soy una mujer indecente por hablar tan públicamente de las reglas", cuenta.
En Pakistán, un país profundamente conservador y patriarcal, hablar abiertamente de los problemas de menstruación o de salud sexual provoca reacciones hostiles y de disgusto.
En las redes sociales, Mahwari fue acusada de promover una "agenda liberal" que supuestamente desvía dinero de causas consideradas más útiles, como la entrega de comida o medicamentos a las víctimas.
"No entiendo lo que habría que esconder, de lo que tendríamos que avergonzarnos", analiza Nimra Akram, otra voluntaria en Lahore.
"Desde mi punto de vista, sería más vergonzoso ver a una niña con reglas sin ese lote", agrega.
M.Scott--NG