Expertos observan manifestaciones en Irán y China con cautela, pero sin restarles importancia
Las manifestaciones en China lograron suavizar las restricciones anticovid y en Irán, las protestas han desafiado a las autoridades pese a la sangrienta represión. Los expertos observan el desarrollo de estos movimientos en regímenes autoritarios con prudencia, pero sin quitarles importancia.
En Irán, "el régimen está muy fragilizado", afirmó a la AFP Azadeh Kian, una socióloga francoiraní, profesora en la Universidad Paris-Cité.
"Lo vemos en su manera de actuar", añadió, en referencia a una represión cada vez más fuerte para dar miedo a la población. En los últimos días, el gobierno ejecutó a dos personas involucradas en el movimiento de protesta.
"El declive del régimen es evidente", consideró. Para ella, el movimiento actual es la "revolución" de una nación "unida contra un régimen sanguinario y represivo", que ha sumido en la pobreza a más de la mitad de la población.
En China, a miles de kilómetros, el gobierno también genera un rechazo cada vez mayor en todo el país.
"El régimen no va a derrumbarse de la noche a la mañana, pero su declive ha comenzado", afirmó Lun Zhang, profesor de estudios chinos en la Universidad de Cergy-París.
- "Aspiración universal" -
Es probable que asistamos primero a algo que parezca un regreso a la "normalidad", explicó Zhang, que también estudia la evolución de las sociedades contemporáneas, a la AFP.
Después de haber vivido en una "gigantesca cárcel durante tres años", los chinos aspiran de nuevo a moverse libremente. Pero ahora existe "una grieta muy profunda", señaló el investigador.
La política opresiva impuesta por el gobierno para luchar contra el coronavirus asestó al régimen un golpe "mucho mayor de lo que los occidentales puedan imaginar", dijo.
En el informe anual de la oenegé Human Rights Watch (HRW) de enero, su director ejecutivo, Kenneth Roth, declaró que "el futuro de los autócratas es mucho más sombrío" de lo que parece.
Quizá pueda parecer que la gente acepta gente leyes represivas, "porque la represión funciona hasta cierto punto, pero fundamentalmente, a nadie (...) le gusta vivir bajo la opresión", explicó Tirana Hassan, directora ejecutiva en funciones de HRW, a la AFP.
Las manifestaciones no solo estallaron en Irán o China, sino también en Birmania, Egipto y Hong Kong, pasando por Venezuela, Rusia, Bangladés o Tailandia.
Para Lun Zhang, los últimos acontecimientos en China suponen incluso "un punto de inflexión histórico", 33 años después de la mortífera represión de Tiananmen en 1989, cuando la población pidió reformas políticas.
"No podría decir cómo van a terminar estos movimientos de protesta en el mundo, sería imprudente", declaró a la AFP Catherine Colonna, ministra francesa de Relaciones Exteriores.
Pero "estas manifestaciones envían un gran mensaje", continuó. "Es un desmentido violento pero positivo de todos los que decían que los valores de las democracias estaban en retroceso", dijo.
En todo el mundo, los manifestantes tienen en común la misma "aspiración universal a las libertades fundamentales", agregó.
- "Un maratón" -
La responsable de HRW se mantiene sin embargo cauta sobre la caída de estos regímenes.
Aunque sean históricos, los movimientos provocarán un verdadero cambio solo si la comunidad internacional los sigue apoyando "durante semanas, meses e incluso años", aseguró. "No es un esprint. Es un maratón", describe.
Tirana Hassan recordó además que la historia está llena de ejemplos de regímenes autoritarios que caen y dan lugar a otros.
En Venezuela, por ejemplo, la feroz oposición no pudo derrocar al presidente Nicolás Maduro.
Hoy en día, los manifestantes pueden aprovechar la caja de resonancia de las redes sociales, una herramienta que permite llegar a más gente, pero que también puede ayudar a la represión.
Para Azadeh Kian, la comunidad internacional debe mostrar una "voluntad política" más fuerte si quiere que estos regímenes cambien.
En este sentido, citó las sanciones occidentales, que no afectan a muchos personas próximas al régimen iraní ni a sus hijos que viven en Estados Unidos, Canadá y otros países, "algunos de los cuales se benefician de la democracia".
Sin embargo, intensificar la presión sobre esos regímenes es un ejercicio delicado.
Por ejemplo, en el caso de Irán, se debe actuar con cautela, para evitar que la situación de los presos occidentales en ese país empeore.
Además, para cambiar estos regímenes, también es necesario que haya una alternativa política en esos países, concluyen los expertos.
D.Gallaugher--NG