Europa no superó aún el invierno, pero ya teme el próximo
A pesar de la crisis energética, la cervecera alemana Veltins, en Grevenstein (oeste), asegura que no tuvo que reducir su producción. Pero la falta de gas ruso y su impacto a finales de año provoca angustia, como en toda Europa.
Veltins se adaptó rápidamente a la situación: botellas reutilizables, una inversión de 30 millones de euros (unos 32 millones de dólares) para crear "una reserva de materias primas" y la conversión parcial de su horno de gas, explicó a la AFP un portavoz de esta empresa situada cerca de Dortmund.
El precio del gas se disparó en Alemania en particular cuando estalló la guerra en Ucrania, a causa de su dependencia del aprovisionamiento ruso (55% de su consumo).
El Estado federal tuvo que venir en ayuda urgente para evitar el desastre del sector productivo.
Alemania y sus vecinos pagaron a un precio considerablemente más elevado el gas natural licuado (GNL) de Catar o Estados Unidos, distribuido mediante barcos cisterna.
Las importaciones de GNL subieron un 60% el año pasado respecto al precedente, según el Instituto de Análisis Económico y Financiero de la Energía.
Gracias a esta estrategia, "las peores previsiones para el invierno 2022/2023", que anunciaban cortes y penuria "no se produjeron", explica Fabian Skarboe Ronningen, analista del gabinete de estudios Rystad Energy.
Las reservas europeas de gas aún son elevadas, del 72%, dos veces más que en enero de 2022.
Los europeos pudieron encender más tarde sus estufas gracias a un inicio de invierno más suave de lo normal. Y también ahorraron más.
La demanda cayó un 12% en 2022 respecto a la media del periodo 2019-2021, calcula el centro de análisis Bruegel en Bruselas. "Es absolutamente extraordinario", destaca la investigadora Simone Tagliapietra.
Y paralelamente, la red eléctrica europea se ha beneficiado de la reactivación de numerosos reactores nucleares franceses a finales de 2022.
- "Cada mes será una lucha" -
Gracias a estas medidas, los precios de la energía han caído desde diciembre: tras superar los 300 euros (unos 320 dólares) el megavatio/hora (MWh) en agosto, el precio de referencia del gas natural en el mercado europeo, evoluciona en torno a 55 euros/MWh (59 dólares), es decir más del doble respecto a lo que se pagaba antes de la pandemia del covid-19.
Esa caída del precio no se plasma aún en las facturas, que siguen siendo elevadas porque los distribuidores compraron el gas y la electricidad hace varios meses.
"Cada mes será una lucha", explica a la AFP Dora Jesus, una mujer de 42 años que depende de ayudas sociales en Gran Bretaña. Normalmente su factura energética invernal era de 82 libras al mes (unos 101 dólares), ahora supera las 100 libras (123 dólares).
Algunos analistas estiman que los precios asequibles tardarán años en volver.
Por el momento, "todas las miradas convergen en el invierno 2023/2024". Y no se podrá contar con los gasoductos rusos, destaca Fabian Skarboe Ronningen.
"Europa tendrá que recurrir aún más al GNL en 2023", y al mismo tiempo "la competición podría endurecerse entre Europa y Asia", advierte un analista.
"Lo peor quizás está por llegar" si la demanda asiática de GNL vuelve a aumentar, y eso se combina con "un invierno 2023/2024 frío".
Europa se encuentra "en una mejor posición" ahora que en 2022, cuando tuvo que sustituir el gas ruso de forma urgente, destaca Simone Tagliapietra.
Pero a juicio de esta experta, hay que proseguir con los esfuerzos.
"Tenemos que seguir reduciendo la demanda" y "desarrollar las fuentes renovables", indica.
Y para llenar los tanques de cara al próximo invierno, los países europeos deberán coordinarse "para evitar una carrera".
"Cuanto más nos coordinamos, más dinero ahorraremos", comenta.
L.Boyle--NG