Nottingham Guardian - Una exsoldado japonesa declara la guerra al acoso sexual en el ejército

Una exsoldado japonesa declara la guerra al acoso sexual en el ejército
Una exsoldado japonesa declara la guerra al acoso sexual en el ejército / Foto: Philip FONG - AFP

Una exsoldado japonesa declara la guerra al acoso sexual en el ejército

Desde su infancia, Rina Gonoi soñó con integrar las fuerzas armadas japonesas, pero nunca imaginó que su sueño iba a convertirse en una pesadilla por los abusos sexuales que sufrió y la inercia de la jerarquía militar.

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La decisión de Rina Gonoi, 23 años, de dar a conocer su experiencia y enfrentar a la institución militar para obtener justicia resultó explosiva.

Su historia llevó a decenas de personas a reportar abusos sexuales y de otro tipo en las fuerzas armadas, y expuso a Gonoi a amenazas e insultos en línea, tan severos que llegó a temer salir de casa.

"Si fuera solo por mí habría parado, pero cargo en mis hombros las esperanzas de muchos otros, así que siento que debo dar lo mejor de mí", declaró a AFP.

Gonoi saltó a la fama el año pasado cuando acusó públicamente a colegas de agresión sexual.

Aseguró haber sufrido hostigamientos diarios tras unirse a las fuerzas armadas en 2020.

"Cuando caminas por el pasillo, alguien te da un palmada en la cadera o te sujeta por detrás", contó. "Me besaban en la mejilla y me agarraban los senos", agregó.

Afirmó que durante un ejercicio, tres colegas la sujetaron al piso, la obligaron a separar las piernas y cada uno apretó su entrepierna contra ella.

Ella reportó el incidente, pero una investigación interna determinó que no había evidencias suficientes para continuar.

Recién después de que Gonoi hiciera la denuncia pública se reabrió el caso y se lanzó una investigación criminal.

El ministerio de Defensa posteriormente reconoció la agresión y se disculpó.

"Estaba profundamente decepcionada con las Fuerzas de Autodefensa", declaró a AFP.

- "Más desesperada que valiente" -

La conmoción para Rina Gonoi fue tanto mayor cuanto que ella ingresó a las Fuerzas Armadas porque admiraba el trabajo que habían hecho ante el terremoto y el tsunami de 2011.

En 2011 Gonoi tenía 11 años y se sintió conmovida con las mujeres soldados que ayudaron a construir instalaciones de baño para los sobrevivientes desplazados.

"Llegué a pensar que un día sería como ellas y trabajaría por ayudar a otras personas" en dificultad.

Gonoi también ama el judo y soñaba con competir en los Juegos Olímpico. El servicio militar le daba acceso a instalaciones deportivas en las que esperaba entrenarse.

Por ello, su decisión de denunciar públicamente su caso fue dolorosa.

"Era el último recurso", declaró, agregando que se sentía "más desesperada que valiente".

"Presencié con mis ojos agresiones a mujeres de alto rango y no quería que ellas fueran abandonadas", o que otras soldados "sufrieran la misma experiencia", aseguró.

Gonoi ventiló sus reclamos en un video subido en junio pasado a YouTube, y las respuesta fue potente.

Más de 100.000 personas firmaron una petición que sometió en agosto al ministerio de Defensa para realizar una investigación independiente.

Y más de 1.400 personas, tanto hombres como mujeres, presentaron sus propias denuncias de hostigamiento sexual y acoso en las fuerzas armadas tras una inspección del ministerio de Defensa.

- Ataques a víctimas -

El acoso sexual es un flagelo en las fuerzas armadas del mundo, y la indignación por la magnitud del tema en la vecina Corea del Sur generó llamados a reformar la institución.

La lucha de Gonoi fue un raro reconocimiento público de la violencia sexual en Japón, donde el movimiento #MeToo tuvo un eco débil y cifras oficiales indican que solo 4% de las víctimas de violación hacen la denuncia ante la policía.

Gonoi recibió abundante apoyo, pero también un torrente de insultos.

"Yo estaba preparada para la difamación, pero es difícil", admitió.

"Algo está mal en Japón, la gente ataca a las víctimas y no a los victimarios", afirmó.

Gonoi recibió disculpas de sus abusadores, quienes enfrentan investigaciones criminales, y demandó al gobierno y sus agresores por el maltrato.

"Espero ver una sociedad donde las víctimas no tengan que recurrir a la opinión pública para resolver sus casos", expresó Gonoi, que ahora se dedica a dar cursos de judo.

O.Ratchford--NG