La reforma de las pensiones en Francia se somete al voto final tras meses de protestas
El Parlamento francés se pronuncia el jueves sobre el retraso de la edad de la jubilación, con una incertidumbre hasta el final sobre si esa propuesta del presidente liberal Emmanuel Macron, que provocó protestas masivas, obtendrá los votos necesarios.
La adopción en el Senado, controlado por la oposición de derecha favorable a la reforma, se da por hecha durante la mañana, pero la votación en la Asamblea (cámara de Diputados), a partir de las 15H00 (14H00 GMT), se anuncia más ajustada.
"En mi grupo, como en el de la mayoría [oficialista], hay diputados que no desearán aprobar esta reforma", advirtió la víspera Olivier Marleix jefe de filas de Los Republicanos (derecha, oposición) en la Asamblea. Y cada voto cuenta.
El gobierno de Macron quiere retrasar la edad de jubilación de 62 a 64 años para 2030 y adelantar a 2027 la exigencia de cotizar 43 años (y no 42 como hasta ahora) para cobrar una pensión completa. Dos de cada tres franceses se oponen, según los sondeos.
Pero más allá del proyecto, el mandatario de 45 años, reelegido hace casi un año con la promesa de reformar la segunda economía de la Unión Europea (UE), se juega poder aplicar su programa durante su segundo mandato, que corre hasta 2027.
Ante la incertidumbre en la Asamblea, donde carece de mayoría absoluta, su primera ministra, Élisabeth Borne, podría activar un polémico procedimiento parlamentario, el artículo 49.3 de la Constitución, que le permitiría adoptar la reforma sin el voto de los diputados.
La única manera de impedir esta adopción sería que los legisladores aprobaran una moción de censura contra el gobierno. Borne ya ha superado una decena desde su llegada al cargo en mayo, pero los diputados discuten presentar al menos una que recabe el máximo de apoyos posible.
Ante el riesgo de activar este mecanismo, que podría reforzar las protestas, Macron reunió el miércoles por la noche a Borne y varios de sus ministros para asegurarse de que la reforma puede someterse al voto de los diputados.
- "Marchen sobre París" -
Sin embargo, la contestación parece caer, a medida que los franceses reconocen que se acabará aplicando esa ley. El 7 de marzo, entre 1,28 millones (policía) y 3,5 millones de personas (CGT) habían participado en la mayor protesta contra una reforma social en las tres últimas décadas.
Las huelgas en sectores clave como la energía y los transportes también continúan, aunque con menos fuerza, mientras las toneladas de basura siguen acumulándose en París, en medio de un pulso entre su alcaldesa, Anne Hidalgo, y el gobierno.
Pero los opositores no tiran la toalla. "Mañana el pueblo debe reunirse en torno a la Asamblea Nacional. Llamo a todos los que se oponen a esta reforma a que marchen sobre París (...) No dejéis que os roben dos años de vida", tuiteó el diputado de izquierda Thomas Portes.
Los principales líderes sindicales se congregarán a las 12H30 (11H30 GMT) ante la Asamblea para realizar un último llamado a los diputados y se reunirán de nuevo tras el trámite parlamentario para analizar los próximos pasos de una contestación llamada a continuar.
El tiempo para la aprobación de la reforma termina el 26 de marzo. Si el gobierno registra este jueves un revés en el Parlamento, siempre podría renegociar la reforma para lograr una mayoría y conseguir su aprobación, aunque esto pasaría factura a su capital político.
Si al contrario, consigue la aprobación a la primera sin tener que recurrir al 49.3, la oposición de izquierda prepara un recurso ante el Consejo Constitucional que retrasaría la promulgación del texto y daría tiempo a los opositores para utilizar sus últimos cartuchos, como reclamar un referéndum.
X.Fitzpatrick--NG