Cautela en Israel, inmersa en crisis, tras pausa en reforma impulsada por Netanyahu
La cautela prevaleció el martes en Israel luego de que el primer ministro, Benjamin Netanyahu, prometió poner en pausa un polémico paquete de reformas judiciales que desató una huelga general y protestas masivas.
Netanyahu cedió a la presión ante la paralización del lunes que afectó hospitales, vuelos y otros servicios, mientras decenas de miles de opositores a la reforma se manifestaron frente al parlamento de Jerusalén.
"Cuando hay una posibilidad de impedir una guerra civil mediante el diálogo, como primer ministro hago una pausa para el diálogo", declaró Netanyahu en un discurso televisado.
El anuncio fue un giro para el primer ministro, que un día antes anunció la destitución de su ministro de Defensa por pedir esa misma acción.
La medida generó escepticismo en Israel, donde el principal diario Yediot Aharonot comentó que el jefe de gobierno "supo cómo transformar, con palabras bonitas, una derrota aplastante en un empate".
Igualmente, el líder opositor Yair Lapid reaccionó precavido al decir que quiere estar seguro de que "no hay treta o engaño".
"Si la legislación se detiene real y totalmente, estaremos listos para un diálogo verdadero", declaró Lapid el lunes en un mensaje por televisión.
La oposición había dicho previamente que no negociaría las reformas, que le darían a los políticos electos poder sobre la justicia, hasta que se detuviera el proceso legislativo.
Activistas que han protestado por casi tres meses contra el paquete de reformas anunciaron la continuación de las manifestaciones.
"Este es otro intento de Netanyahu de engañar al público israelí para debilitar la protesta y luego imponer una dictadura", dijo el Movimiento Sombrilla de manifestantes.
"No detendremos la protesta hasta que se detenga completamente el golpe judicial", agregó en un comunicado.
- Sin vuelta atrás -
El presidente Isaac Herzog pidió un "diálogo sincero, serio y responsable".
La crisis reveló hondas divisiones en la tambaleante coalición de Netanyahu, que incluye a partidos de extrema derecha y ultraortodoxos.
El ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, afirmó el lunes en Twitter que "no habrá vuelta atrás" con la reforma judicial.
Su colega de gabinete, también de extrema derecha, el ministro de Seguridad Nacional Itamar Ben-Gvir, presionó a sus seguidores a manifestarse a favor de las reformas.
El partido Poder Judío, de Ben-Gvir, reveló el lunes que la decisión de aplazar la legislación incluye un acuerdo de expandir su cartera, luego de que amenazara con renunciar si se paralizaba el proyecto.
El periodista político Yossi Verter publicó en el diario izquierdista Haaretz que la pausa fue "una victoria de los manifestantes, pero quien realmente lo dobló y pisoteó (al primer mininstro) es Itamar Ben-Gvir."
"Netanyahu salió de esta historia como una naranja exprimida", según Verter.
La crisis golpeó la imagen de la coalición entre el público israelí tres meses después de llegar al poder.
El partido derechista Likud, de Netanyahu, cayó siete puntos en una encuesta del canal 12 israelí, que vaticinó que el gobierno perdería su mayoría en el Parlamento de 120 escaños si se celebraran elecciones.
Por otro lado, el martes se conocía lo que ocurriría con el ministro destituido de Defensa, en medio de especulaciones de que sería restituido en su cargo.
Gallant, quien advirtió de una amenaza a la seguridad nacional por la crisis, saludó el lunes "la decisión de frenar el proceso legislativo para conducir un diálogo", indicó su equipo.
D.Gallaugher--NG