El chileno Felipe Gálvez hurga en la historia oculta de su país con "Los colonos"
El director chileno Felipe Gálvez hurga en las heridas de la historia de su país "Los colonos", una crónica descarnada de las masacres de indígenas que acompañó la conquista de Tierra de Fuego, presentada en Cannes.
Es el primer largometraje de Gálvez, que requirió nueve años de gestación, la mitad de ellos buscando financiamiento dentro y fuera del país.
"Hacer cine en Chile es muy difícil, y esta era una película muy ambiciosa y muy grande, así que tuvimos que salir por todo el mundo", explicó este martes en entrevista con AFP.
La película se rodó en el extremo sur del país, en la Isla Dawson en el Estrecho de Magallanes, donde vivían los indígenas Selknam hasta la llegada de los colonos.
Con aires de wéstern, Gálvez expone la persecución de un grupo de selknam (Onas, para los colonos) que han matado y devorado unas ovejas del todopoderoso terrateniente José Menéndez (Alfredo Castro).
"Prácticamente toda la Tierra del Fuego es de los Ménendez hasta el día de hoy. Y lo que no es de ellos, se lo regalaron a alguna comunidad católica para hacer un colegio", explicó el realizador.
"Pudimos filmar donde nos abrieron las puertas", añade.
La película, que concursa en la sección Una Cierta Mirada, debería estrenarse a finales de año en Chile.
"Yo creo que la reacción va a ser muy buena (...) porque mi generación, los chilenos menores de 50 años, están muy interesados en lo pasó, en esta historia oculta", enfatiza.
- Vivir de la caza -
Gálvez asegura que antes de la llegada de los colonos los indígenas vivían en paz en Isla Dawson y en buena parte de la inmensidad de Tierra de Fuego.
"Vivían de la caza, de comer guanaco. Con eso se podían vestir, construían sus casas. Con la construcción de cercos, el guanaco se alejó", explica.
"Las ovejas son los otros colonos" de la historia trágica de esas tierras batidas por el viento y la lluvia buena parte del año, explica el realizador.
Los nativos "empiezan a cazar ovejas sin entender el concepto de la propiedad privada, sin entender la idea de un cerco, sin entender que algo que da la tierra no les pertenezca", añade.
Todos los protagonistas de la compleja historia chilena aparecen convocados para exorcizar el pasado: el guía mestizo y despreciado (Camilo Arancibia), un capataz del terraniente que colabora en los excesos (Benjamin Westfall) y el mercenario que los protagoniza, un exmilitar escocés (Mark Stanley).
Todos reciben su dosis de humillación, y nadie sale victorioso de este viaje al corazón de las tinieblas.
Destaca también una actriz chilenoecuatoriana, Mishell Guaña, impasible testigo.
Los Selknam forman parte de un peculiar folclore en Chile, asegura Gálvez.
"Hay muñecos [Selknam] para poner en la cuna de tu hijo, helados, chocolate, vino... Los transforman como un souvenir del país, sin asumir el genocidio, sin contar la historia", denuncia.
Al mismo tiempo, en Chile hubo indemnizaciones "para muchos pueblos indígenas, que se las merecen", acepta Gálvez. Falta reconocer a los Selknam como un pueblo, como ya sucede en Argentina, asegura.
"Chile es un país que desprecia totalmente su historia. Ni siquiera le interesa reflexionar sobre la dictadura" de Augusto Pinochet, denuncia Gálvez.
La Isla Dawson fue lugar de detención durante la dictadura pinochetista, recuerda este joven cineasta afincado actualmente en París tras terminar el montaje de "Los colonos".
W.Prendergast--NG