Sitios termales checos buscan clientes tras el impacto de la pandemia y la guerra en Ucrania
Ciudades checas con baños termales, clasificados como patrimonio mundial por la Unesco, buscan desesperadamente nuevos clientes tras la dramática caída en sus visitantes extranjeros por la pandemia del covid-19 y la guerra rusa en Ucrania.
Las medidas antipandémicas provocaron el cierre temporal de estos balnearios, pero la invasión rusa a Ucrania y las sanciones impuestas a Rusia por la Unión Europea (UE) redujo a prácticamente cero el número de clientes rusos de alto poder adquisitivo.
Las ciudades balneario occidentales checas de Karlovy Vary, Marianske Lazne y Frantiskovy Lazne tuvieron un destello de esperanza en 2021 cuando la Unesco las incluyó en su lista de Patrimonio Mundial, junto a otros ocho sitios europeos.
Pero esa alegría resultó breve, luego de las restricciones pandémicas que paralizaron el turismo mundial, porque Rusia invadió Ucrania en febrero de 2022 y República Checa, miembro de la UE, se unió a las sanciones.
"Nuestros balnearios perdieron 80% de sus clientes de un día para el otro", lamentó Andrea Pfeffer Ferklova, alcaldesa de Karlovy Vary, que atrajo a numerosos inversionistas y turistas rusos tras el colapso de la Unión Soviética en 1991.
En 2019, los balnearios checos registraron 880.000 visitantes totales. El número cayó a 500.000 en 2020 y 2021, antes de subir a 840.000 el año pasado.
Pero los clientes extranjeros cayeron de casi 400.000 a menos de 300.000 entre 2019 y 2022, y los rusos pasaron de 61.000 a pocos miles en el mismo período.
"El turista checo promedio gasta unas 700 coronas (32 dólares) diarias. Los clientes de habla rusa gastan más de 3.500 coronas diarias", indicó Jan Herget, director de la agencia estatal CzechTourism.
"Así que los números no son tan diferentes, pero financieramente es un desplome", agregó.
Clientes de Alemania, los visitantes más frecuentes de los balnearios checos, con un cuarto del total, gastan unas 2.000 coronas diarias, indicó Herget.
- Cuidar clientes locales -
Los turistas rusos también solían permanecer varias semanas, mientras que los chicos optan por un fin de semana.
Los balnearios también enfrentan una carencia de personal, que ha resultado difícil de reclutar en momentos que el desempleo del país ronda 3,5% los últimos dos años.
Otro problema es la inflación, que ha bajado muy lentamente desde el récord de 18% en septiembre de 2022, que dejó a los checos cuidando sus gastos.
Eduard Blaha, jefe de la Asociación Checa de Estaciones Termales, dice que es un error enfocarse en los clientes rusos.
"Necesitamos cuidar a los clientes locales y ofrecerles todas las opciones de tratamiento y turismo y bienestar", afirmó.
Asimismo, CzechTourism planea buscar clientes en Oriente Medio y países de la ex Unión Soviética como Azerbaiyán o Kazajistán.
"Necesitamos cubrir la caída de visitantes rusos porque es obvio que no van a volver", sostuvo Herget.
"Los balnearios locales también pueden atender a pacientes que sufren los efectos del covid-19 en países europeos sin balnearios", señaló Martin Plachy, subdirector de la Asociación Checa de Estaciones Termales.
Los balnearios checos también piensan promoverse conjuntamente con otros pueblos balnearios en la lista de Unesco en Austria, Bélgica, Reino Unido, Francia, Alemania e Italia.
"Nos gustaría utilizar a Unesco para una campaña conjunta, por ejemplo en Estados Unidos", dijo Herget.
Pfeffer Ferklova acotó que los poblados en la lista de Unesco ya cooperan en su mercadeo y presentaciones, dado que también se han visto golpeados por la guerra rusa.
"Estuve la semana pasada en Baden-Baden (Alemania) y tienen exactamente el mismo problema de salida de clientes que Karlovy Vary", señaló.
A.MacCodrum--NG