El tesoro de los desechos del Mercado Central de Buenos Aires
Con manos y ojos entrenados, Limpia Benítez y Gladys Meza sacan kilos y kilos de frutas y vegetales de los grandes cubos de basura del Mercado Central de Buenos Aires. Han conseguido un tesoro entre las lechugas, remolachas y mandarinas que los vendedores desechan.
Vecinas en las afueras de Buenos Aires, estas dos mujeres recorren semanalmente desde hace dos años un trayecto de 20 kilómetros, en tren y en autobús, con su carrito de compras y dos bolsas cada una.
"Yo me compraba dos tomatitos por 500 pesos (dos dólares) y acá me llevo gratis dos o tres kilos, para una o dos semanas", contó a la AFP Benítez, una empleada doméstica de 59 años.
Junto a otras personas, extraen una a una de los basureros del mercado las pocas hojas de acelga que se conservan en buen estado, escogen los tomates que apenas tienen un golpe, o las naranjas enteras apenas sucias de tierra.
"Yo no lo veo como basura. Le doy gracias a Dios por tener esto. Mi marido trabaja pero no alcanza. Son verduras envueltas en otras verduras", explicó Benítez.
Cada una se lleva unos 20 kilos que servirán en su mesa, y también compartirán con sus vecinos, usarán para alimentar gallinas y conejos y para abonar la huerta.
"Esto me llena la nevera. Es más de lo que podemos comprar en el kiosco", explicó Meza, ama de casa de 41 años. Según sus cuentas, lo que trae a casa desde el Mercado Central le implica un ahorro semanal de unos 8.000 pesos (30 dólares), una cifra superior a lo que gana su amiga, 7.200 pesos, que apenas consigue trabajar nueve horas por semana en dos casas distintas.
Estos vegetales y frutas completan su canasta de alimentos. Productos como la harina, la leche y el arroz se los dan en el comedor popular más cercano, que recibe subsidios estatales. La carne la compran con el salario de sus esposos.
La pobreza abarca a alrededor de 40% de la población.
R.Ryan--NG