El puerto rumano de Constanta, cuello de botella para el grano de Ucrania
El puerto rumano de Constanta, en el Mar Negro, trata de adaptarse a la creciente afluencia de granos de Ucrania, desviados de sus rutas de exportación tradicionales por la invasión rusa.
La presión sobre las infaestructuras rumanas desde que Rusia se retiró el mes pasado del acuerdo que permitía a Ucrania exportar granos por el mar Negro se acrecentó estos últimos días en el transporte por carretera, debido a los bombardeos de los puertos fluviales ucranianos del Danubio.
"El 70% de los cereales nos llegan en barcazas por el río", explica a AFP Dan Dolghin, director de Comvex, una de las empresas que recibe la mercancia ucraniana en esta ciudad rumana para cargarla en los barcos.
En 17 de julio, Rusia puso fin al acuerdo internacional firmado bajo los auspicios de la ONU y Turquía que permitía la exportación por vía marítima de 33 millones de toneladas de cereales y grano ucranianos.
Desde entonces, Moscú ataca de forma sistemática los puntos neurálgicos que aún permiten a Ucrania exportar sus cosechas con cuentagotas.
Las localidades de Reni e Izmail, en la región de Odesa fronteriza con Rumania, eran la principal vía de salida de productos agrícolas ucranianos por el Danubio y ahora son objetivos militares para Rusia.
- Aumentar el ritmo -
Para acelerar las exportaciones, las capacidades ferroviarias de Rumania están aumentando gradualmente, aunque no sin dificultad, debido a la diferencia de ancho de vía entre ambos países.
"Hay inversiones en marcha en la frontera para acelerar la velocidad de paso de los vagones", revela el directivo de Comvex.
Su empresa ha invertido más de 3 millones de euros para hacer frente al cambio en la situación y aumentar el ritmo en el puerto, con Constanta convertido en un cuello de botella para las exportaciones de materia prima agrícola ucraniana.
"Actualmente podemos cargar 3.000 toneladas en una hora" en un buque de salida, lo que supone "dos trenes llenos de mercancías", calcula Dan Dolghin.
Comvex también planea aumentar su capacidad de almacenamiento en los próximos meses en casi 50.000 toneladas a cerca de 250.000 toneladas.
Maíz, colza, mijo... las materias, cada vez más numerosas, llegan de forma masiva por todas las vías posibles, ya sea en barco por el Danubio, en tren o por carretera.
Desde principios de año, el principal puerto rumano ha recibido 7,5 millones de toneladas de granos cosechados por su vecino, gran exportador, lo que supone casi lo mismo que en todo 2022 (8,7 millones).
El puerto se ha convertido así en un centro neurálgico en Europa para la exportación de esta materia prima.
- Tensiones -
Pero pese a los esfuerzos, esto supone un desafío. Las carreteras circundantes se encuentran saturadas de camiones aparcados a lo largo de varios kilómetros que esperan la autorización para descargar.
En la fila de espera, los vehículos de los rumanos se alternan con los que transportan cereal y grano ucranianos.
No sin tensión: durante horas, decenas de camiones permanecen detenidos, sin moverse un metro.
Aunque los atascos son frecuentes en periodo de cosecha, la guerra ha trastocado completamente el tráfico, poniendo de los nervios a los agricultores y transportistas rumanos.
"No hay ni un baño aquí", se queja Ovidio, conductor rumano que prefiere no dar su apellido. Este camionero considera que la actual situación es "anómala" e "inhumana".
Rumania, con Bulgaria, Polonia, Hungría y Eslovaquia, consiguieron que la Unión Europea restringiera las importaciones de productos ucranianos hasta septiembre, y presionan para extender la restricción. Esto ha indignado a Kiev, que teme acabar con millones de toneladas de cereales en sus manos.
Atrapadas entre dos fuegos, las autoridades portuarias de Constanta quieren lanzar a finales de mes una aplicación que permita reservar un horario de descarga.
Pero si dejan de llegar barcos por el Danubio por los ataques rusos, la situación podría complicarse para todos los implicados, tanto del lado ucraniano como rumano.
R.Ryan--NG