Mariam Ouedraogo, la periodista burkinesa que denuncia la violencia sexual de los yihadistas
Las violaciones son "a veces colectivas o incluso públicas, delante de los esposos y los hijos. Estas historias dejan huellas insuperables", afirma la periodista burkinesa Mariam Ouedraogo, que incansablemente documenta la violencia yihadista que azota su país desde 2015.
Ouedraogo, de 42 años, fue la primera mujer africana en ganar el año pasado en Francia el prestigioso premio Bayeux para corresponsales de guerra. Trabaja constantemente para sacar a la luz este flagelo.
"Es mi cruz", dice esta musulmana, que trabaja para el diario estatal Sidwaya, durante una conferencia sobre periodismo de investigación en Johannesburgo.
Burkina Faso, al igual que sus vecinos Mali y Níger, está sumido en una espiral de violencia perpetrada por grupos yihadistas afiliados al Estado Islámico y Al Qaida. Más de 17.000 personas han muerto y más de dos millones se han visto obligadas a desplazarse dentro del país.
Desde hace cuatro años Mariam Ouedraogo escribe sobre "las violencias sexuales vinculadas al terrorismo, principalmente las violaciones". Algo difícil de abordar porque, como explica, "en Burkina Faso, todo lo referente a la sexualidad es tabú". Y las violaciones aún más.
A las víctimas no les gusta hablar de ello "porque atañe a su intimidad y dignidad", explica.
Mariam, madre de una niña de siete años, ha logrado construir una relación fuerte con muchas víctimas. Además de escuchar sus testimonios, conserva contacto con ellas para contar el "después": el rechazo de sus familias, los embarazos no deseados o los nacimientos de niños fruto de violaciones.
Mariam se sintió tan abrumada al escuchar tantas "atrocidades" que fue incapaz de mantener distancia. Desde hace tiempo padece síntomas de estrés postraumático, insomnio, ansiedad y depresión.
"Cada vez que me contaban sus violaciones, sentía como si me violaran a mí en su lugar", dice.
"Hoy, cada vez que están mal, me llaman. Por desgracia, no puedo hacer nada", lo que provoca en ella "un conflicto interno" que la "persigue" constantemente.
- Otro tipo de traumatismo -
Antes de todo esto, Mariam Ouedraogo ya mostraba interés por la gente golpeada por la vida en general.
Era el legado de una abuela materna excepcional, una "señora de buen corazón" que alimentaba y acogía a todos los necesitados de su barrio.
"Nuestro patio era como un refugio para todos los que atravesaban dificultades, los marginados, las viudas y los huérfanos", recuerda.
Si salía y dejaba un par de zapatos, cuando volvía la abuela los había regalado. "Pensaba que mis hermanas y yo teníamos suficiente, que no los necesitábamos".
Cuando empezaron los atentados yihadistas en su país, la periodista se interesó al principio en las mujeres que participaban en grupos de autodefensa. Luego se dio cuenta de que "durante las matanzas no se mataba sistemáticamente a las mujeres y me pregunté por qué".
Salió en busca de respuestas. "Y fue entonces cuando me di cuenta: las traumatizaban de otra manera. Supe que las violaban, las secuestraban y las mantenían cautivas".
A su manera, su abuela restablecía la justicia social. Mariam sigue sus pasos a través del periodismo.
"Soy sensible al sufrimiento humano (...) Capto todo lo que es doloroso", dice.
Y no piensa detenerse. "Voy a seguir con el tema de las violaciones. Estas mujeres me necesitan", asevera.
Aunque eso signifique perder el sueño para siempre. Cada noche tiene la misma pesadilla: "estoy en una encrucijada, entre el ejército y los terroristas. Le grito a la gente 'huyan, ya vienen, ya están aquí'. Cada mañana me despierto agotada", confiesa.
W.P.Walsh--NG