El trauma del ataque de Hamás perdurará generaciones, afirma la escritora israelí Zeruya Shalev
La escritora israelí Zeruya Shalev afirma estar "paralizada" desde el ataque de Hamás, cuyo trauma "perdurará durante generaciones", según ella, aunque asegura tener fe en "el espíritu de solidaridad de la sociedad israelí".
"No puedo continuar con [el] libro [que estoy escribiendo] como si no hubiera ocurrido nada", comenta la autora de 64 años a AFP. "Así que utilizo mis palabras para escribir sobre las víctimas" en los diarios, dice.
El ataque del movimiento islamista Hamás en Israel del 7 de octubre dejó unos 1.140 muertos, según las autoridades israelíes.
Ese día, comandos de Hamás se infiltraron en las localidades del sur de Israel, incluyendo varios kibutz (comunidades agrícolas), penetrando en viviendas, asesinado a los habitantes e incendiando casas.
Además, los islamistas capturaron a unas 250 personas como rehenes, de las que 129 siguen retenidas en Gaza.
En respuesta, Israel prometió "aniquilar" a Hamás y lanzó una ofensiva aérea y terrestre en la Franja de Gaza.
La intervención israelí ha matado a unas 20.000 personas, según el gobierno de Hamás.
Para Shalev, cuyas novelas "Dolor" y "Lo que queda de nuestra vidas" fueron publicadas en castellano por las editoriales Acantilado y Siruela respectivamente, "la muerte de inocentes, de mujeres y de niños en Gaza es devastadora".
- "Tan cerca" -
"Comparto la ira y el dolor", afirma la novelista, de largos cabellos castaños. Antes del conflicto, se había movilizado contra las reformas judiciales del gobierno israelí.
"Pero es difícil plantearse otras opciones" si Hamás continúa "lanzando cohetes contra Israel, una y otra vez [...], utilizando a la población palestina como un escudo humano".
Zeruya Shalev, que nació en un kibutz, estuvo inmovilizada durante meses en 2004 tras haber sido herida en un atentado suicida cometido por un palestino contra un autobús en Jerusalén oeste, un acto reivindicado por Hamás.
"Ver a esos asesinos caminando" por la calle de esas comunidades, los kibutz, que "simbolizan una sociedad mejor, igualitaria" y que quedaron "manchadas de sangre" le "rompió el corazón", cuenta.
Sus abuelos, que llegados desde Europa en 1912, construyeron uno de los primeros kibutz, comunidades agrícolas basadas en el colectivismo.
Sin embargo, ella no quiere "ignorar" las "imágenes insostenibles" de los crímenes cometidos por Hamás, que provocó un trauma que "perdurará durante generaciones", asegura, aludiendo al ataque del 7 de octubre.
Es "como si recibiéramos imágenes de Auschwitz, del Holocausto". Y ha ocurrido "tan cerca, y ahora", indica, diciéndose "impactada por el silencio de las organizaciones de mujeres sobre las violencias sexuales".
A principios de diciembre, juristas y activistas israelíes acusaron a organizaciones internacionales de defensa de los derechos de la mujer de guardar silencio ante las denuncias de violaciones cometidas por milicianos de Hamás el 7 de octubre.
Además de la masacre, la policía israelí investiga supuestos crímenes sexuales, incluyendo violaciones en grupo y mutilaciones de cadáveres, a través de miles de testimonios de testigos, patólogos y médicos.
- "Decepcionada" -
Frente a algunas reacciones provocadas por los bombardeos israelíes, que el Yad Vashem --la institución israelí constituida en memoria de las víctimas del Holocausto-- tildó de antisemitas, Zeruya Shalev expresó su "gran soledad" y su "fuerte preocupación".
"Veo en ello una falta total de responsabilidad", afirma. "Observar a estudiantes liberales apoyando a Hamás es tan absurdo. Hamás mata a [las personas del colectivo] LGTB+ [lesbianas, gays, trans, bisexuales y otros] y trata las mujeres de una forma terrible", añade.
Además, una de las "numerosas causas" de la guerra actual radica, según ella, "en el hecho de que no haya suficientes mujeres en el poder, ni en Israel" ni en el lado palestino.
Hoy, celebra que se reconozca la "valentía" de las mujeres en el ejército, aunque se dice "decepcionada" por que la "lucha" que ha librado con otras personas para "involucrar a más mujeres en las altas esferas de decisión relativas a la paz y a la guerra", haya "fracasado".
Pese a todo, permanece en contacto con el movimiento "Women wage peace", fundado en 2014 para darle a las mujeres de distintas comunidades los medios necesarios para instaurar confianza y combatir las desigualdades.
Según ella, la "separación entre judíos y árabes" no "parece pertinente", y la autora se declara "contra los extremistas, aunque sean judíos".
Precisamente, la escritora ve en "la solidaridad con los árabes israelíes" en Haifa, la ciudad mixta del norte de Israel en la que vive, un rayo de esperanza. "Existe una hermosa solidaridad", apunta. "Siento que estamos juntos" y "eso me da fuerza", concluye.
O.Ratchford--NG