Repartidores de comida sufren bajo el "mortal" calor veraniego de Arabia Saudita
A la sombra de una palmera en la capital de Arabia Saudita, un pakistaní repartidor de comida se toma una pausa entre la correría del mediodía cuando los pedidos -y el sofocante calor- alcanzan su punto máximo.
Sorbiendo una botella de agua helada a 50ºC de calor, el conductor de motocicleta dice ser consciente de que el duro verano saudita puede resultar fatal.
Pero solo completando los numerosos pedidos diarios de comidas podrá ganar el dinero suficiente para enviar a su familia, su principal motivo para trabajar en Arabia Saudita.
"El calor es intenso y el sol es mortal. Siempre me siento cansado y exhausto", comentó el hombre de 26 años, quien pidió ser identificado como Mohamed para evitar represalias de las autoridades o de su empleador.
"Pero es un buen trabajo para mí y mi familia", agregó este padre de dos niños pequeños en Pakistán.
Arabia Saudita, uno de los países más calurosos del mundo, enfrenta crecientes temperaturas atribuidas al cambio climático.
Sus veranos calcinantes serán más prolongados e intensos al calentarse el planeta, según los expertos.
Los riesgos quedaron en evidencia en junio, cuando más de 1.300 personas murieron durante el peregrinaje musulmán anual a la Meca, según un recuento oficial, en su mayoría expuestos a períodos prolongados a la intemperie.
Para proteger a los trabajadores, Arabia Saudita prohíbe trabajar bajo el sol y en exteriores del mediodía a las 15H00 entre mediados de junio y mediados de septiembre, como parte de una "pausa de mediodía" que rige en todo el Golfo.
Pero Mohamed y otros conductores, muchos de los cuales utilizan motos y por ello están más expuestos al calor, dijeron a AFP que se sienten presionados a trabajar en esas horas de alta demanda para alcanzar sus metas.
"El trabajo es muy duro pero no tengo alternativa", admitió Mohamed, sudando copiosamente.
Las autoridades sauditas no atendieron un pedido de comentarios sobre el tema.
- Peligroso -
Los restaurantes sauditas organizaron durante años sus propios servicios de entrega, generalmente con autos pequeños con aire acondicionado.
Pero el auge meteórico de las aplicaciones de entrega de comida, de gran popularidad en el Golfo, disparó la demanda de motociclistas, muchos de ellos migrantes del sur de Asia.
Mohamed llegó hace cuatro meses a Riad y se unió a una empresa de entrega de comida que le suministra la moto, residencia y una comida diaria.
Habla un inglés limitado y poco árabe. Trabaja de 09H00 a 21H00, siete días por semana y gana 666 dólares por mes, incluyendo las propinas.
"La situación de mi familia es mucho mejor ahora", luego de que pudo enviar 533 dólares después de su primer mes de trabajo, afirmó.
Pero aunque el dinero es atractivo, el impacto del calor en el cuerpo puede ser fuerte.
"Trabajar bajo el sol calcinante del mediodía en Arabia Saudita presenta riesgos para la salud de los repartidores. Sus cuepos se pueden sobrecalentar peligrosamente causando enfermedades potencialmente mortales como la insolación", afirmó Karim Elgendy, del Instituto de Oriente Medio, en Washington.
"La presión por cumplir los horarios de entrega a menudo impide a los trabajadores tomar pausas adecuadas, anulando las medidas de protección", como beber agua y usar ropa liviana, agregó.
- Sin tiempo de descanso -
Los trabajadores en los países árabes son los más expuestos al estrés térmico en el mundo: 83,6% sufre una exposición excesiva al calor en el trabajo, según un informe reciente de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Muchos entregadores buscan un alivio momentáneo en restaurantes o estaciones de autobús con aire acondicionado.
Para mantenerse hidratado, Hassan, un repartidor pakistaní de 20 años, mantiene dos botellas de yogur y una cantimplora con agua en la caja de su moto.
Dice que el trabajo se complica aún más por "las direcciones inexactas y la espera bajo el sol a que llegue el cliente".
"No hay tiempo para descansar", dijo a la AFP mientras se colocaba un casco rojo y salía a entregar un pedido.
Shakil, un bangladesí de 22 años, tampoco se puede dar el lujo de una pausa.
"El sol es muy fuerte pero no puedo ausentarme del trabajo durante el día. Perdería mucho", aseguró tras entregar un pedido de comida a las 14H00 a un huésped de un hotel, que le dio una propina de dos dólares.
Y.Byrne--NG