Doble reto: lograr un acuerdo mundial para proteger la naturaleza, y aplicarlo
Mas de 200 países, reunidos en Ginebra, trabajan incansablemente para acordar un marco mundial de protección de la naturaleza, afectada por las actividades humanas. Pero ¿cómo garantizar que las medidas adoptadas serán efectivamente aplicadas?
Los miembros del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) negocian hasta el martes un texto para proteger mejor a la naturaleza en el horizonte de 2050, con una etapa en 2030, que será adoptada durante la COP15 biodiversidad que se celebra más adelante en este 2022
En 2010, este convenio de la ONU había adoptado los objetivos de Aichi, un conjunto de metas que debían haber alcanzado los países firmantes rumbo al año 2020. Diez años después, hay que constatar que no se han logrado, y que prosigue la degradación de la naturaleza, indispensable sin embargo para los humanos.
Este fracaso se explica principalmente por "una falta de voluntad política" pues los miembros del convenio "no lo consideraron prioritario", comenta a la AFP Anna Heslop, de la ONG ClientEarth, que sigue las negociaciones en Ginebra.
"Los objetivos de Aichi no planteaban un problema en sí, ha habido una ausencia de implementación. No podemos permitirnos estar en el mismo punto dentro de diez años" advierte Heslop, mientras la biodiversidad desaparece a ritmo desenfrenado bajo la presión humana.
El texto negociado, que será adoptado en la COP15 biodiversidad en China, incluye una serie de propuestas para no repetir los mismos errores.
"Necesitamos un mejor marco para alentar a las partes a planificar, declarar, y una comunidad internacional que actúe. Conservar estos tres elementos es un reto" comenta un negociador de un país industrializado.
- Ver los progresos realizados -
El think tank IDDRI (Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales) propone varias pistas que serán adoptadas para una mejor aplicación de los objetivos.
Entre ellos, reforzar las estrategias y planes de acción nacionales para la biodiversidad (SPANB) que deben elaborar los países miembros de la CDB para proteger sus recursos naturales.
Los países deben medir periódicamente los progresos efectuados, y luego una evaluación mundial determinará si la suma de esfuerzos nacionales sitúa al mundo en la buena vía para proteger mejor a la naturaleza.
En Ginebra, las delegaciones han trabajado en la elaboración de indicadores comunes. "Es útil armonizar los formatos de los informes y los SPANB, para evaluar mejor en qué punto nos situamos a nivel mundial" explica Anna Heslop.
ONGs y expertos han imaginado un calendario que permitiría actualizar los SPANB tras la COP15, y luego evaluar en qué punto se halla cada país, con lo que será posible una evaluación mundial antes de 2030 para asegurarse de que los objetivos están cumplidos y, si no es así, aportar las correcciones necesarias.
Los países que no tengan tiempo para poner al día sus estrategias y planes nacionales podrían presentar un plan más somero, sugieren estas ONGs y expertos
Los países en desarrollo alegan que necesitarán más medios y transferencia de tecnologías. "No se le puede pedir a la gente que haga una planificación espacial, si no tiene los medios para ello" ilustra un delegado de estos países.
Otra propuesta del IDDRI es la creación de un mecanismo de conformidad. No se trata de señalar a los países para reprobarlos, asegura Juliette Landry, investigadora del IDDRI.
Al contrario, ello permitiría poner en evidencia "los desfases entre lo que habían planificado los países y lo que han aplicado" y hallar soluciones inspirándose en ejemplos o experiencias de otros países, alega la investigadora.
Sin semejante mecanismo "todo el proceso carece de sentido ya que nadie asumirá sus responsabilidades y nadie en el exterior del Convenio lo tomará en serio" insiste Oscar Soria, de la ONG Avaaz, presente en Ginebra.
P.MacNair--NG