Nottingham Guardian - El suplicio de los desplazados evacuados del mayor hospital de Gaza

El suplicio de los desplazados evacuados del mayor hospital de Gaza
El suplicio de los desplazados evacuados del mayor hospital de Gaza / Foto: MOHAMMED ABED - AFP

El suplicio de los desplazados evacuados del mayor hospital de Gaza

Rami Sharab consiguió llegar hasta el centro de la Franja de Gaza caminando horas junto a heridos y niños aterrorizados conminados por el ejército israelí a evacuar el mayor hospital del territorio palestino donde habían permanecido bloqueados durante semanas.

Tamaño del texto:

Cuando su barrio de la Ciudad de Gaza fue bombardeado, Sharab, de 24 años, se refugió en el complejo médico Al Shifa. Estaba convencido de que escaparía de los combates.

Lo hicieron también su hermana Hanane, de 22 años, su hermano Farès, de 11 años y su madre Um Rami, de 53 años.

Como Sharab y su familia, 2.300 personas estaban en el hospital antes de su evacuación el sábado, según la ONU. Enfermos, heridos, desplazados y médicos atrapados en medio de los combates y del cerco de los tanques israelíes.

En la carretera que atraviesa la Franja de norte al sur, una multitud de palestinos avanza paso por paso. Entre los evacuados, un hombre lleva a su hija discapacitada. Otro avanza con su hija en brazos, cuya pierna estaba escayolada.

A un lado del camino se alzan almacenes con tejados aplastados, vehículos calcinados y cables eléctricos colgando sobre calles destrozadas.

En el otro, los soldados israelíes los vigilan desde vehículos blindados y tanques.

Niños caminan con los pies descalzos y algunos mayores avanzan con sus bastones. Las pocas familias que pueden permitirse pagar veinte o treinta séqueles --entre cinco y ocho euros--, los adelantan en carros tirados por un burro o un caballo.

- Bolsas, cartones, duchas -

Algunos sostienen una bandera blanca fabricada con un trozo de tela pegado a un palito de madera. Otros cargan bolsas y paquetes de pañales, así como cartones y mantas.

Sus rostros sugieren cansancio y angustia. Unos cuantos rompen a llorar. Pero lo que siente Rami Sharab es alivio.

Recuerda que los altavoces sonaron "a las ocho de la mañana" y que un soldado israelí ordenó evacuar las instalaciones "en una hora" y amenazó con bombardeos.

El recinto lleva días asediado por el ejército israelí, que acusa a Hamás de haber instalado bases y de usar a los enfermos como "escudos humanos". El movimiento islamista rechaza estas acusaciones.

"Fui uno de los primeros en salir", explica el joven. "Escuchamos disparos en el aire y tiros de artillería", recuerda.

Las tropas israelíes, por su parte, afirman haber respondido a "una petición de evacuación" de la dirección del hospital.

Al comienzo del asedio, los médicos declararon a AFP que francotiradores israelíes disparaban contra cualquiera que saliese del hospital.

Luego comenzaron las operaciones del ejército en el interior, tanto en los pasillos como en las salas y las oficinas.

- "El infierno" -

Un periodista de AFP que se quedó bloqueado en el hospital contó que pacientes, desplazados y sanitarios fueron interrogados, cacheados y algunos, desnudados.

"Era el infierno", asegura Sharab, que dice haber sido golpeado. "Me quedé cinco horas en la explanada del hospital en ropa interior", cuenta. "Y todo en medio de los bombardeos".

Comandos de Hamás, que gobierna la Franja de Gaza, mataron el 7 de octubre a 1.200 personas en suelo israelí, la mayoría de ellas civiles, y secuestraron, junto a otros grupos armados, a unas 240 personas, según las autoridades israelíes.

Desde entonces, los bombardeos israelíes de represalia en Gaza han sido incesantes y mataron, según un balance del Ministerio de Salud de Hamás, a 12.300 civiles palestinos, incluidos 5.000 niños.

Samia al Khatib, de 45 años, salió también del hospital con su marido Ayman y su hija de 15 años. "Primero tomamos la carretera de la costa" hacia el oeste, dice.

"Todas las calles estaban destruidas, había cráteres, vimos muchos cuerpos en descomposición cerca del hospital y en la carretera de la costa", relata.

"Eran imágenes espantosas, una auténtica masacre".

T.McGilberry--NG