¿Sumergido en 30 años? Un pueblo galés, amenazado por el cambio climático
A veces, si hace mal tiempo cuando pasea por la noche a su perro frente al mar en Fairbourne, Georgina Salt admite sentir un pequeño "escalofrío" ante la vulnerabilidad de este pueblo galés cuyo futuro está amenazado por el cambio climático.
Por lo demás, como muchos otros habitantes trata de no preocuparse por la previsión de que el aumento del nivel del mar anegará la localidad.
Hace una década, Fairbourne -situado junto a un estuario, el mar de Irlanda y las montañas del Parque Nacional de Snowdonia- recibió una sentencia de muerte oficial.
Pero Salt cree que la decisión de las autoridades locales de reubicarlo a mediados de la década de 2050 se tomó prematuramente, sin la consideración ni la consulta adecuadas, y que ahora podría abandonarse.
"El mayor problema fue que pusieron una fecha", dice a la AFP. "Estamos intentando que (el ayuntamiento) sea un poco más flexible al respecto y diga: 'vamos a mantenernos vigilantes'".
Tras un verano de sequía y temperaturas récord, el Reino Unido se prepara crecientemente para los múltiples efectos del cambio climático.
Los meteorólogos señalaron en agosto que sus mares están subiendo a un ritmo mucho más rápido que hace un siglo y el director de la Agencia de Medio Ambiente advirtió que algunas comunidades costeras "no pueden quedarse donde están".
- "Catastrófico" -
Fairbourne, fundada a finales de la década de 1880 por un comerciante de harina victoriano y donde ahora viven unas 900 personas, sería una de ellas.
En 2013 el consejo local de la región de Gwynedd adoptó, según el último plan de gestión del litoral (SMP), abandonar las medidas del pueblo contra las inundaciones y reubicar a sus residentes dentro de 40 o 50 años.
Al año siguiente, el parlamento regional de Gales también aprobó el SMP, según el cual Fairbourne se enfrentaba a un "riesgo de inundación catastrófico" a largo plazo.
Un posterior plan elaborado por varios organismos proponía desmantelarlo "para 2054".
En las últimas décadas se han realizado SMP para toda la costa británica, pero Fairbourne parece ser el primer lugar al que se le da ese destino, a pesar de no haberse inundado gravemente en muchas décadas.
La decisión "arruinó" el pueblo, denuncian sus habitantes, calificados como los primeros "refugiados climáticos" del Reino Unido en medio de una oleada de atención mediática.
Al no poder conseguir hipotecas, las ventas se paralizaron y el valor de las propiedades cayó casi a la mitad.
Mientras tanto, el Consejo de Gwynedd enfrentó continuas críticas por no detallar sus planes de reubicación.
- Una muerte anunciada -
"No se nos dijo dónde íbamos a vivir (...) ni cómo íban a encontrar nuevos empleos", afirma la jubilada Angela Thomas.
Los habitantes viven así "bajo esta espada de Damocles", sin atreverse a gastar en sus casas o incluso en unas vacaciones, agrega. "Algunas personas pueden estar pensando 'caramba, tengo que dejar ese dinero en el banco por si acaso me echan de mi casa'".
Los residentes señalan que otros lugares más propensos a las inundaciones, como Barmouth, al otro lado del estuario, no recibieron el mismo trato.
"No se puede condenar a un pueblo 40 años en el futuro y no tener (...) ningún tipo de plan", subraya Stuart Eves, concejal local como Salt. Es la "muerte anunciada de un pueblo por suposición".
- En desacuerdo -
Tras casi una década de recriminaciones, los habitantes afirman que el gobierno regional galés está reevaluando el SMP y la decisión de 2054.
Se han elegido consultores externos para que revisen los últimos datos.
Entre ellos figura un informe elaborado por un académico local, según el cual el SMP ignoró el dinamismo de la playa natural de guijarros de Fairbourne, así como el coste del desmantelamiento.
Un portavoz del gobierno galés, liderado por los laboristas, declinó confirmar dicha revisión, pero precisó que la decisión del Consejo de Gwynedd "no significa necesariamente que termine en 2054 la financiación" de las medidas de protección contra las inundaciones.
"Mientras haya fondos disponibles, seguiremos vigilando y manteniendo las defensas contra inundaciones del pueblo para proteger a la comunidad", agregó un portavoz de Natural Resources Wales, agencia gubernamental encargada del mantenimiento de las defensas marinas.
El Consejo de Gwynedd declinó hacer comentarios.
Mientras tanto, el pueblo parece estar recuperándose de las consecuencias: se vendieron algunas propiedades y llegan nuevos residentes.
"No lo veo", afirma un recién llegado, Mike Owen, de 23 años, sobre la relocalización.
Hace poco se trasladó con sus padres y su novia desde el noroeste de Inglaterra, atraídos por la relativa asequibilidad de la zona y su belleza natural.
"No estoy de acuerdo: ¿por qué renunciar a esto?", se pregunta.
P.MacNair--NG