Los futuros jardines de Notre Dame siembran la discordia en París
¿Restaurar el patrimonio de forma idéntica o adaptarlo a una ciudad moderna en pleno cambio climático? Esta es la disyuntiva que sacude París a propósito de la futura remodelación de los alrededores de la turística catedral de Notre Dame y de sus jardines.
Cuatro años después del espectacular incendio en abril de 2019 que dio la vuelta al mundo, las obras de restauración continúan en esta joya del arte gótico y se prepara ya la renovación de la plaza, de su subsuelo y de los jardines circundantes.
El proyecto ganador, del paisajista belga Bas Smets y que sólo podrá ejecutarse a partir de fines de 2024 cuando la restauración de la catedral termine, prevé convertir la plaza en una especie de "claro" de bosque con zonas verdes a su alrededor.
Aunque el proyecto de 50 millones de euros (53,6 millones de dólares) se aprobó a fines de 2022 con el visto bueno de la alcaldía de París, el Estado y la diócesis, una petición en línea con casi 50.000 firmas en un mes pide una restauración "idéntica".
"Con un decorado desnaturalizado, Notre Dame perderá su alma", teme Baptiste Gianeselli, autor de la petición "¡Salvemos los jardines de Notre Dame!", que asegura querer "defender la ciudad que am[a] y su patrimonio".
En su punto de mira está el plan de Smets de crear una "gran plaza ajardinada" uniendo las pequeñas plazas al este de la catedral, entre ellas una de los más antiguas de la capital (1844), denominada Juan XIII.
Antes del incendio, este lugar ofrecía una vista idílica del ábside de la catedral, con los emblemáticos bancos Davioud, las hileras de tilos y su templete de música... El lugar, ocupado por las casetas de obras, está ahora irreconocible.
La prevista supresión de las barandillas y la sustitución del parterre de flores por un césped accesible para "hacer pícnics y jugar" centran las críticas al proyecto, cuya finalización está prevista para 2027.
- "Conservadurismo" -
El número dos de la alcaldía, el socialista Emmanuel Grégoire, criticó el "conservadurismo" de los detractores y aseguró que "con esos mismos argumentos, no existiría la Torre Eiffel, ni la Pirámide del Louvre, ni el Centro Pompidou".
Grégoire defendió además la necesidad de "adaptar la ciudad al cambio climático" con este proyecto, y precisó que el mobiliario histórico se instalará de nuevo en la plaza Juan XXIII, cuando terminen las obras como pedía una instancia consultiva.
Pero la polémica adquirió una dimensión nacional.
Las asociaciones habitualmente opuestas a los proyectos de la ciudad e incluso el conocido presentador Stéphane Bern pidieron al presidente, Emmanuel Macron, y a la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, la "simple restauración" de ese lugar.
El ministro de Transporte, Clément Beaune, de quien se dice que le interesa optar a la alcaldía en 2026, criticó un "ataque incomprensible" a los jardines de Notre Dame, pese a que el Estado formó parte del jurado del concurso de proyectos.
La presión mediática ya obligó en 2022 a Hidalgo a renunciar a su proyecto de renovación del entorno de la Torre Eiffel, que preveía la tala de una veintena de árboles. Sobre Notre Dame, Grégoire precisa que no se talará ninguno, sino que se plantarán 150 más.
F.Coineagan --NG